Distancia
Un gran charco me separa de ti, aunque una década se esfumó te
sigo queriendo, es extraño, te amo y te odio a la vez. Nuestra relación se resquebrajo
por algún sitio y tomé la decisión de marcharme, solo recibí un silencio como
respuesta. La separación fue lacerante y el tiempo se encargó de ocultar el
duelo.
Cuando tu nombre aparece en algún diálogo, florecen recuerdos
de nuestros años de amorío, me ofreciste tus mejores galas como la reina que
eres, una mestiza de curvas simétricas, con voz propia entre fina y arrabalera,
para bien o para mal no dejas indiferente a nadie. Hoy te veo más reluciente que
nunca, la distancia no es como antes y nuestros amigos en común me refriegan tu
estado publicándote en sus redes sociales.
Compartimos muchas vivencias inolvidables, buenas y malas, como
cualquier pareja. Además, me contagiaste tu melancolía pura y ahora la llevo en
un corazón que bombea sangre al ritmo del dos por cuatro. Un temor se apodera
de mi cuando pienso en un encuentro casual, porque ya no formo parte de tu vida.
A pesar de todo, siento la necesidad de verte, de tocarte y de
olerte, no puedo morir sin estar otra vez contigo, Buenos Aires.
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