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Mostrando las entradas de noviembre, 2016

Parecido razonable

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Volvíamos de jugar el fulbito de los sábados, eran partidos suavecitos entre familiares y amigos, nada que ver con los enfrentamientos encarnizados que se producían cuando jugábamos por la cancha, plata o algunas birras, ahí sí corría sangre. La canchita del cura Paco es única en el mundo, porque tiene un arco que corre paralelo a la calle diagonal que hay por detrás suyo. El terreno de juego en vez de rectángulo parece un trapezoide, al pobre arquero que le toque pararse en esa portería, seguro termina con un dolor de cuello infernal. El post-partido se hacía sobre la entrada de la torre quince, mientras unas Quilmes y alguna Coca Cola iban de boca en boca saciando la sed grupal, sólo se hablaba de fútbol, del picadito o de Boca y River, entre chicanas y risas se terminaba acabando la tarde, una postal de un sábado de siempre. Todo iba en su cauce normal, hasta que de la nada salió el Rengo y se dirigió directamente al Cabezón, así le decían no solo por su prominente cabeza,