Repique
Venía de abandonar la secundaria casi cerrando el segundo curso, un cóctel de motivos se unieron para ello y ahora no es momento de repasarlos, me mudé del turno matutino al nocturno, en "el Rancho de Avellaneda", la mejor decisión que pude haber tomado. Recuerdo que no llegábamos a veinte alumnos, de vidas distintas, de barrios distintos y de edades distintas. En ese tiempo era un melófobo —palabra que tomé prestada del portugués, ya que no hay definición en castellano para el que odia la música—, entre mis compañeros se encontraba una parejita veinteañera, Marce y Rody que adoptaron rápidamente al pequeño morochito de Villa Corina, conocerlos fue un momento bisagra, con ellos aprendí a ver y escuchar la vida de otra manera. El dúo más Factura, otro gran recuerdo archivado en mi memoria, tenían las llaves para abrir el cerrojo musical impuesto en mí, eran rockeros, como lo era Sarandí en esos años, AC/DC, Led Zeppelin y Deep Purple eran una parte más de sus exi